Calendario de Cultivo.



Invierno.

-Enero.
Los fríos días de enero, con sus escasas horas de luz, resultan poco adecuados para el crecimiento de las plantas en exterior. Los cultivadores se dedican a limpiar el terreno y a prepararlo para la próxima cosecha. Hay que eliminar lo restos de hojas, ramas y tallos de la cosecha anterior, ya que pueden actuar como reservorios de hongos, insectos y otras plagas. Todos estos restos deben ser quemados si pertenecen a plantas enfermas o que hayan sufrido el ataque de plagas o compostados si vienen de plantas sanas. No sólo hay que limpiar los grandes campos de cultivo: las macetas, las terrazas y los balcones también deben ser convenientemente arreglados. Quien tiene un pequeño balcón y sólo siembra unas pocas plantas no necesita más de media hora para tirar la tierra vieja, barrer hojas y restos, lavar las macetas viejas y fregar el suelo con agua y lejía, probablemente la media hora más productiva de todo el tiempo que va a dedicar a cuidar las plantas, puesto que les asegurará un buen comienzo.
Conviene enriquecer nutritivamente el terreno y potenciar la vida microbiana del suelo añadiendo estiércol, humus de lombriz y/o compost. En general, la materia orgánica a medio descomponer, como sería el estiércol o el compost no demasiado maduros, fertiliza mucho más, ya que aporta mayor cantidad de vida.
Entre los agricultores ecológicos se recurre con frecuencia a una técnica muy sencilla para fertilizar los campos sin utilizar abono de síntesis química: el abono verde. En realidad, simplemente se trata de sembrar una cosecha de alguna leguminosa como los guisantes, las judías, las habas, el trébol o la alfalfa. Estas plantas crean unos pequeños nódulos en sus raíces donde viven bacterias del género Rhizobium capaces de asimilar el nitrógeno del aire y transferírselo a la planta. Cuando se cultivan como abono verde, hay que cortar las plantas antes de que florezcan y mezclarlas con la tierra dejando que se descompongan naturalmente. El acolchado que forman en el suelo potencia el desarrollo de la vida del suelo y estimula su fertilidad.

-Febrero.
El segundo mes del año es completamente invernal en el centro y el norte de la península ibérica, aunque en las costa mediterránea, aquí en Canarias y Baleares empiezan a llegar días mas templados. En general, sigue siendo demasiado pronto para empezar a cultivar, pero hay algunas excepciones. Por ejemplo, si quisiera plantar un montón de plantas de una variedad de la que sólo tengo una o dos semillas, podría escoger sembrarlas a principios de febrero en interior, en un entorno controlado y a la temperatura óptima para asegurarme el éxito de la germinación y brindar a las plantas un buen comienzo. Tras varias semanas de crecimiento, podría sacar varios esquejes de las plantas, multiplicando así el número de ejemplares sin necesidad de nuevas semillas En este caso interesa germinar las semillas cuanto antes para que las plantas tengan tiempo de crecer lo suficiente como para dar un buen número de esquejes, que deberían estar enraizados en abril o mayo, listos para ser trasplantados a la cosecha de exterior.
Además de los cultivadores impacientes que no pueden esperar y los que buscan multiplicar sus plantas con esquejes, hay otro tipo de cultivador que suele sembrar sus plantas: el amante de las plantas gigantes. Estos fanáticos de las plantas-árboles sueñan con lograr ejemplares de cuatro y cinco metros. Obviamente, aunque el cannabis es una planta de crecimiento rápido, hacen falta muchos días de crecimiento para lograr ese tamaño (aparte, lógicamente, de suficiente luz, sustrato, agua y nutrientes), por lo que conviene germinar las semillas cuanto antes, para que dispongan de un largo periodo de tiempo antes de que el fotoperiodo decreciente desencadene la floración. En febrero y marzo, el fotoperiodo natural en España es demasiado corto como para que las plantas se puedan mantener en crecimiento, y si están en exterior conviene alargar las horas diarias de luz para impedir que las plantas florezcan. Para ello, basta con mantener una bombilla encendida junto a las plantas unas pocas horas tras la puesta de sol. Hay que proteger a las plantas de las temperaturas demasiado bajas, ya que su crecimiento se detiene si bajan de 10ºC y pueden morir por debajo de 0ºC.


-Marzo.
El último mes del invierno es casi plena primavera en las zonas cálidas, aunque sigue helando en muchas regiones. Si hace frío no hay mucho que hacer. Pero donde empiezan las buenas temperaturas llega la hora de que los cultivadores se pongan manos a la obra, floreciendo en exterior la cosecha de primavera. Como los días son cortos, las variedades autoflorecientes no se desarrollan demasiado bien y resulta prematuro sembrarlas. En cambio, las plantas clásicas no autoflorecientes, siempre que hayan sido crecidas en interior con un largo fotoperiodo de 16 o 18 horas, se encontrarán con la duración óptima para florecer. La experiencia nos ha enseñado que la mayoría de las variedades de cannabis dejan de florecer correctamente y empiezan a revegetar y estirarse en algún momento del mes de mayo. Por tanto, el cultivador que quiera estar seguro de que sus plantas de la cosecha de primavera maduren bien debe usar variedades de floración rápida y sacar las plantas ya crecidas al exterior para que florezcan entre la segunda mitad de febrero y la primera de marzo, en función de lo que el clima le permita.

Primavera.

-Abril.
Es el mes por excelencia para sembrar las semillas para la cosecha de verano-otoño. En la mayoría del país, los días ya son lo suficientemente cálidos como para que las plántulas se desarrollen con rapidez alcanzando en pocas semanas un tamaño y fortaleza suficientes, a menudo sobrepasando incluso a plantas nacidas en el mes anterior, cuando las noches frías tendían a debilitar y causar parones en el crecimiento.
Germinar cannabis es lo más fácil del mundo. Las semillas de cannabis necesitan agua y calor para germinar, nada más. El sistema más sencillo consiste en plantar las semillas en macetas enterrándolas de 0,5 a 1 centímetro de profundida. Si se entierran las semillas muy profundamente, no tendrán fuerza para salir. hay que regar bien la tierra y esperar hasta que se vean aparecer las plántulas, que suelen salir entre dos y siete días después. Otro buen sistema es germinar las semillas entre servilletas de papel húmedas. Las servilletas deben estar bastante húmedas pero sin chorrear. Se tapa el recipiente con las semillas y se sitúa en un lugar cálido, aunque nunca encima de un radiador, ya que está demasiado caliente; la temperatura del interior de casa suele ser suficiente. Es muy importante sembrar las semillas en las macetas tan pronto como se abran y empiece a asomar la raíz. Se deben sembrar a poca profundida (0,5-1cm) y cubrir con tierra sin apelmazarla en exceso. Regar moderadamente y mantener la tierra húmeda hasta que las plantas aparezcan.
Las plántulas recién germinadas consumen muy poca agua porque apenas tienen raíces con las que absorberla. Las macetas se secan muy lentamente y, especialmente si el tiempo es lluvioso o fresco, la humedad se mantiene largos días. Muchos cultivadores principiantes cometen el error de regar en exceso la tierra, algo especialmente perjudicial cuando las plantas son jóvenes, ya que sus débiles tallos se pudren con facilidad. Coge la maceta y siente su peso, si no se siente ligera es que todavía está húmeda. Regar cuando no es necesario no va a potenciar el crecimiento, va a limitar la oxigenación de las raíces, ralentizar el desarrollo y propiciar la aparición de enfermedades. En las dos primeras semanas, olas plantas necesitan luz y buena temperatura por encima de todo, también agua suficiente y algunos nutrientes. Pero si disponen de una maceta de al menos un litro de tierra nueva, no van a necesitar abonos en al menos dos o tres semanas, y seguramente no más de un riego casa tres o cuarto días, posiblemente incluso menos.

-Mayo.
Entre abril y mayo, los días empiezan a ser lo suficientemente largos como para que las variedades autoflorecientes ofrezcan buenos resultados A partir de este momento y durante los próximos cuatro o cinco meses, se pueden sembrar plantas autoflorecientes en cualquier momento y estarán listas para la cosecha entre dos y tres meses después de germinar, independientemente del fotoperiodo, lo que permite planificar la cosecha de modo que se puedan recoger las plantas antes de irse de vacaciones en agosto o aprovechar al máximo un pequeño balcón realizando varias cosechas seguidas por temporada. Para obtener un buen rendimiento hay que cultivarlas con bastantes horas de luz, por lo que se recomienda sembrarlas en cualquier momento entre abril y septiembre, pero no antes ni después, ya que los días son demasiados cortos como para obtener buenos rendimientos.
Mayo es el mejor me para sembrar en macetas, sobre todo cuando se quieren conseguir plantas de tamaño medio. Los días son cálidos y las plantas crecen con mucha rapidez, por lo que necesitan un aporte constante de nutrientes, especialmente nitrógeno, que es el elemento que en mayor abundancia utiliza la planta. La falta de nitrógeno se percibe primero en las hojas más viejas, que adquieren un color verde claro o amarillo cuando el nitrógeno que contienen es transportado a las hojas nuevas. Como esto podría producirse por otras causas, habrá que ver si el resto de la planta palidece o amarillea para estar seguros de que falta nitrógeno. Las plantas deficientes en nitrógeno suelen tener hojas pequeñas, crecer lentamente y ser poco frondosas.

-Junio.
Los larguísimos días de junio, mes en que llega el verano, propician un crecimiento muy rápido, especialmente en aquellas plantas que ya han desarrollado un buen sistema de raíces y pueden aprovechar al máximo la gran cantidad e intensidad de luz. Muchas plantas de maceta doblan su tamaño en este mes, mientras que las sembradas en suelo pueden multiplicar su tamaño tres o cuatro veces. Los abonados deben ser abundantes y frecuentes, además de ricos en nitrógenos.

Verano
-Julio
Durante julio, las variedades más tempranas comienzan a reaccionar a la bajada de las horas de luz y empiezan a ver las primeras preflores, que permiten sexar las plantas. La verdad es que con la brutal popularización de las semillas feminizadas que hemos visto en la última década, quedan ya muy pocos cultivadores que sigan sexando plantas en sus cultivos. De seguir así, en pocos años la gente ya no sabrá ni cómo se hace.
Las variedades índicas y los híbridos tempranos son las primeras genéticas en reaccionar a las menguantes horas de sol y casi todas sexarán en julio. Las sativas pueden ser más lentas y a menudo hay que esperar al mes siguiente.
El cultivador debe conocer bien cómo se desarrolla la floración. Cuando comienzan a florecer, los machos se alargan y alcanzan más altura que las hembras.Por su parte, las plantas hembras suelen ser más frondosas, bajas y anchas. Conforme avanza la floración, las nuevas hojas de machos y hembras brotan cada vez con menos foliolos (cada una de la hojuelas que forman la hoja) hasta que nacen sólo con uno. Las hojas dejan de aparecer por parejas enfrentadas y brotan de una en una, a uno y otro lado del tallo, alternativamente, es decir, el patrón de crecimiento de las hojas pasa de opuesto a alterno. Hay que estar muy atento y eliminar todos los machos en cuanto se detecten. Si un macho llega abrir sus flores, podría polinizar las flores hembras y llenar los cogollos de semillas.

-Agosto.
Mientras la ciudadanía corre hacia las playas, el cannabis trabaja duro. Agosto es, junto con septiembre, el mes en que tiene lugar la fase más importante de la floración y en la que se desarrollan los cogollos y la resina rica en cannabinoides.
Es muy importante abonar las plantas frecuentemente con un abono rico en fósforo y potasio que estimule la floración. El fósforo se utiliza en la formación de flores y raíces y en la transferencia de la energía solar a compuestos químicos. Acelera la floración y produce flores grandes. El potasio es necesario para el sistema respiratorio de la planta, el sistema enzimático y las síntesis de proteínas y clorofila. Ayuda a luchar contra las plagas y las enfermedades y a mantener la presión interna de agua que sostiene la planta.
En pleno mes de agosto, una maceta, en una terraza al sol, puede alcanzar temperaturas de más de cincuenta grados. Con este calor, las raíces se cuecen y el agua de la tierra se evapora muy deprisa. Se puede evitar el sobrecalentamiento de los tiestos elevándolos del suelo de forma que el aire corra por debajo o sombreándolos. Las macetas de color negro se calientan mucho más que las blancas, y por eso son menos recomendables. Las plantas se deben regar por la tarde, cuando se pone el sol, para que puedan absorber agua durante toda la noche antes de que el sol comience a evaporarla. Siempre se riega abundantemente, pero especialmente las plantas que viven en un tiesto. Hay que asegurarse de que toda la tierra se empapa. Cuando la tierra se seca mucho y se contrae, suele quedar una rendija entre las paredes del tiesto y la tierra, por la que, si no se tapa con tierra y riega bien, penetra el aire, lo que reseca y mata las raíces.

-Septiembre.
Es el primer mes en que se cosechan variedades no autoflorecientes cultivadas con el fotoperiodo natural. Las genéticas índicas más tempranas acaban de madurar a mediados o finales de septiembre, lo que las hace especialmente útiles y aconsejables para el cultivo en regiones húmedas donde las lluvias llegan pronto y, con ellas, el riesgo de que es enmohezcan los cogollos.
La cosecha se realiza cortando el tronco de la planta a nivel del suelo, aunque también se pueden cortar las reamas de una en una. Suele hacerse a media mañana, cuando el sol ha secado el rocío de las plantas. Si se cosechan mojadas, los cogollos se pueden pudrir. Una vez cortadas hay que arrancar todas las hojas grandes de la planta y a continuación recortar las hojas más pequeñas sin resina. Sólo se dejan los cogollos en la rama y se cuelgan en el secadero.


Otoño

-Octubre.
En el décimo mes del año se cosecha el grueso de las variedades de cannabis. La mayoría de las genéticas más populares de floración media maduran en este mes, generalmente en la primera mitad, aunque algunas más lentas no están listas hasta la segunda mitad.
Durante las dos últimas semanas de vida de la planta antes de la cosecha es importante abandonar la fertilización y regarlas con agua sola, lo que producirá un lavado de la tierra y la utilización de las reservas nutritivas acumuladas en los tejidos, que a su vez, redundará en un mejor sabor de los cogollos una vez secos y curados. No hay que precipitarse a la hora de cosechar, conviene esperar hasta el momento óptimo, ya que las plantas de cannabis llenan los cogollos de resina especialmente en las últimas semanas de floración. Cortar las plantas dos semanas antes de tiempo nos hará perder al menos un 10% de cosecha y el efecto de la hierba será más activo y estimulante. Si se cosechan cuando ya ha pasado el momento óptimo, una parte del THC contenido en las glándulas de resina habrá comenzado a degradarse en CBN, disminuyendo la potencia de los cogollos y aumentando los efectos narcóticos y relajantes.

-Noviembre.
En zonas frías y húmedas, la temporada de cultivo ya se puede dar por acabada, empiezan algunas heladas y las lluvias estropean las plantas que no hayan sido cosechadas. Sin embargo, en regiones cálidas o más secas, noviembre es el mes en el que se cosechan la variedades más apreciadas, sativas puras o casi puras, con una psicoactividad divertida y estimulante.
Noviembre es también el mes en que se acaban de secar y curar las plantas cortadas en octubre, por lo que empiezan las primeras catas de la cosecha. Los cultivadores tienen las bodegas llenas de cogollos y una variedad de sabores y olores mayor que en cualquier otra época del año. La maría bien almacenada puede durar mucho tiempo, pero en malas condiciones perderá sus propiedades psicoactivas en cuestión de meses. Los principales enemigos de la maría son el calor, la luz, la humedad y el aire, por lo que lo ideal es guardarlos en un recipiente hermético, alejado de la luz y la humedad y a ser posible refrigerado En el congelador, la hiera dura años sin perder prácticamente nada de potencia.


-Diciembre.
Con el final del año llega la cosecha de unas pocas variedades muy lentas, apenas unas cuantas sativas puras capaces de sobrevivir en las pocas regiones del sur y en Canarias, donde el frío todavía no ha llegado. No hay apenas variedades comerciales de exterior que requieran una floración tan larga, pero algunas de las mejores sativas pensadas para cultivos de interior, sobre todo las Haze más puras, se alargarán hasta diciembre si se siembran al aire libre, lo que sólo se recomienda en climas muy cálidos y, aun así, a menudo requieren protección del frío.

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